Noventas

87, 88, 89, 90…

Oscar Eme Mora.
3 min readDec 4, 2019
Foto: esquire.com

Desamparados ante el futuro

con la desilusión paternal por romper una promesa,

inevitablemente vacíos,

a mi generación no le queda más que arrojarse a la amniótica nostalgia.

Sin la certeza de la muerte digna,

arrojados a la inmediatez de lo superfluo,

contagiándose entre enemigos del látex

mi generación adora lo que añora.

Como si se tratara de una repetición

de lo simple, entre lo prefabricado y lo revuelto,

todos nosotros hijos de la nada,

milenarios herederos de la guerra florida.

Desérticos-vagabundos-hechos a ráfagas

mi generación oscilante de apariencias,

resignados al declive,

enfermos de aprobación y odio,

adoramos cualquier holograma más o menos legible.

Mi generación ya no cree en la venganza

es víctima perfecta que se mutila a sí misma,

encontró su identidad en el olvido

y prefiere borrar la primera letra antes que concluir alguna búsqueda.

Abortiva y maltrecha,

tinto o blanco, se ahoga dentro de un transparente pozo

y el fondo, el suelo húmedo que asciende al pecho,

con sus facetas diversificadas y las máscaras para despertar el odio.

Mis años pasan, se acumulan y disparan balas de arena en esta tierra de risa.

temerosos otra vez,

indecisos siempre a cada tiempo,

en cualquier momento,

desmoralizados por el porvenir atómico,

mi generación prefiere encarrilarse sin rumbo y pisar a fondo.

Profetas del designio inadvertido,

viene el ruido que retumba sobre oídos sordos que se arrojan al vicio,

que hacen de la caña un Dios y del tabaco un Olimpo,

re-de generación que suplica a los muertos,

con un grito ahogado desde su extinto mundo.

A mis contemporáneos les digo,

que del pasado cargo varias costras

y para el devenir,

para guardar la mirada de reojo con una llave echada sobre el piso,

a gotas ácidas que escurren por la espalda y mueren junto a mis pies,

rotos,

cansados,

hinchados ya de esperar a que pase un tren sobrecargado.

somos nosotros los amigos del dispositivo.

Cómplices de la emergencia,

habituales que sin pensarlos más echan a andar la cadena,

imitadores de la confusión,

propagamos la burla para reemplazar al sentido.

Somos los que podamos

a cada quien,

lo que encuentre,

lo que pueda coger según vayan llegando.

encadenados a las coincidencias,

propagamos el viene y va,

el ir y venir,

el reinado anárquico de la sativa en la lengua.

Mi generación retumba entre voces cóncavas,

mientras las sílabas pululan en el aire,

otra vez mientras dure,

de nuevo cuando el último hablante nos olvide.

Porque mi generación no pregunta

va sola,

desvalida,

irresponsable e incompleta.

Libre y soberbia,

se halla más allá de la deriva,

más allá de la noche cuando se muestra.

Crece entre el neón y los faros para desvestirse en compañía,

para en-cubrir su carne satisfecha

a solas frente a la cámara,

entre el cinismo y el secreto,

entre el clic y el voyeurismo que marca al cuerpo consumido en ofertas dos por uno.

Esta es mi generación,

la que prefiere los maúllos a los reclamos,

el ladrido interpretado y mascado a los compromisos,

que lo daría todo por el borboteo de oxígeno enclaustrado sobre desechos ajenos.

Mis congéneres del amor no correspondido,

hermanos y hermanas del coito interrumpido,

esta es mi generación; la que no llega a la última página,

la que va escribiendo como si de respirar se tratara,

que se reproduce como si su huella importara.

*Continuará

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Oscar Eme Mora.
Oscar Eme Mora.

Written by Oscar Eme Mora.

Todo lo escrito aquí, es espacial

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